Enciclopedia de las curiosidades: El libro de los hechos insólitos (10 page)

BOOK: Enciclopedia de las curiosidades: El libro de los hechos insólitos
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E
l Papa Pío V (1504-1572) aseguró haber visto la batalla de Lepanto desde Roma. Lo cierto es que celebró la victoria antes de que la noticia llegara efectivamente a Roma.

E
l autor del libro del
Apocalipsis
o
Libro de la Revelación
(según la tradición, San Juan) menciona el número 666, simbolizando un monstruo de siete cabezas y diez cuernos, que era la representación del Anticristo. Esta cifra, conocida desde entonces con el nombre de
Número de la Bestia
, que pasó a ser considerada por los ocultistas como la representación del demonio, ha sido interpretada después como una referencia velada al emperador Nerón (
La Bestia
), que elude el peligro de aludir en sus escritos al emperador romano, con las consecuencias que ello tenía en aquella circunstancia histórica. Sin embargo, han sido numerosas las distintas interpretaciones que a lo largo de la historia de la teología católica se han dado a esta cifra. Por ejemplo, el teólogo Pedro Bungo escribió un largo tratado (de 700 páginas) en el que trataba de demostrar que el número 666 era en realidad un criptograma del nombre de Martin Lutero. Éste replicó interpretándolo como una profecía sobre la duración del Papado. El matemático protestante Stifel creyó ver en el número una referencia al Papa León X y de él dedujo (por medio de unos vericuetos especulativos irreproducibles) que el fin del mundo ocurriría en el año 1533. Otros teólogos han querido entender el
Número de la Bestia
como una alusión profética a, entre otros, Calígula, Mahoma, Napoleón o Hitler.

Errores, gazapos y patinazos

E
l secretario de estado de Relaciones Exteriores norteamericano, William Jennings Bryan (1860-1925), encargado de la organización de los actos de inauguración oficial del canal de Panamá (1920), invitó a todos los países occidentales a enviar tina representación de sus respectivas armadas a los actos. Lo curioso es que llevó a tal extremo su celo diplomático que llegó a invitar a la inexistente Armada de Suiza.

E
l explorador español Francisco Fernández de Córdoba (?-1518) desembarcó en 1517 en una península a la que llamó
Yucatán
, porque los nativos pronunciaban dicha palabra contestando a su pregunta de cómo se llamaba la costa en la que había desembarcado, lo que le hizo pensar que tal era su nombre. En realidad,
yucatán
quiere decir en lengua maya «no entiendo». Algo así como si a la vuelta de Londres dijéramos que hemos estado en
Aidonanderstán
.

H
acia 1860, el senador estadounidense George M. Willing bautizó con el nombre de
Idaho
a la extensa región minera de Pike's Peak, aduciendo que dicha palabra india significaba «perla de la montaña». El Congreso de los Estados Unidos, al hacer las oportunas averiguaciones, llegó a la conclusión de que esa traducción no era correcta, y decidió llamar al territorio
Colorado
por el nombre del río que la atraviesa. Sin embargo, el topónimo
Idaho
quedó ahí y, dos años después, cuando hubo que buscar un nombre a un nuevo territorio del noroeste de la costa del Pacífico, alguien lo recordó y lo propuso, siendo aceptado en 1863. Cuando el territorio fue elevado a la categoría de Estado de la Unión, en 1890, se mantuvo su nombre. Sin embargo, posteriormente se descubrió que esa palabra significaba en idioma aborigen «mierda de búfalo».

E
n cierta ocasión en que presentaron a la firma de la reina inglesa Victoria (1819-1901) una ley contra la homosexualidad, ésta eliminó escandalizada toda referencia a la variante femenina. Sin embargo, el hecho tuvo consecuencias paradójicas, ya que, mientras que la homosexualidad masculina quedó tipificada como delito, el lesbianismo continuó siendo legal.

L
a reina Isabel II de Inglaterra fue coronada el 2 de junio de 1953, un día que, según los meteorólogos sería el más soleado del año. Sin embargo, llovió abundantemente.

L
a Asociación de los Judíos de la Nación Alemana pidió públicamente el voto para Adolf Hitler en las elecciones de 1933.

L
levado por su celo realista, el pintor renacentista italiano Jacopo Robusti
Tintoretto
(1565-1590) pintó una gran reproducción del Éxodo de los hebreos desde Egipto a la Tierra Prometida. El cuadro, titulado
Los israelitas recogiendo el maná en el desierto
, mostraba a los judíos dirigidos por Moisés armados con una especie de escopetas; un anacronismo ciertamente notable.

E
n uno de los aproximadamente 3.000 retratos que pintó el inglés Joshua Reynolds (1723-1792) se ve a un personaje inmortalizado con un sombrero en su cabeza… y otro debajo del brazo.

E
n la línea 114 de la escena 2.
a
del acto II de la versión original de la obra de William Shakespeare
Julio César
, el personaje de César pregunta a Bruto: «¿Qué hora ha dado ese reloj?», y el aludido responde: «César, son las ocho». Estas frases no dejarían de ser un intercambio de información banal, si no fuera por el anacronismo de situar un reloj que
da
las horas en tiempos romanos, cuando tales avances mecánicos no se producirían hasta catorce siglos después.

E
n cierta ocasión, la Casa de la Moneda estadounidense lanzó al mercado unas monedas en las que se podía leer
In Gold We Trust
(es decir, «Creemos en el Oro»), en vez del lema que hubiera sido correcto
In God We Trust
(«Creemos en Dios»).

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n 1920, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos publicó un folleto recomendando a los agricultores el cultivo de marihuana por ser extraordinariamente rentable.

E
n 1948, en plena guerra entre judíos y árabes, el embajador estadounidense ante las Naciones Unidas, Warren Austin, apeló al buen sentido de los dirigentes de ambos bandos, sugiriendo que arreglasen sus desavenencias por vía pacífica como
buenos cristianos
.

C
uando el
insumergible Titanic
se hundió en 1912 en aguas del Atlántico, el Senado estadounidense abrió una investigación para tratar de aclarar las causas del trágico suceso. Tras oír la descripción técnica del trasatlántico por parte de un experto, el senador William A. Smith, representante del estado de Michigan, le preguntó ingenuamente: «¿Por qué no se refugiaron los pasajeros en los compartimentos estancos que ha mencionado para evitar ahogarse?». Evidentemente sus conocimientos navales no eran muy profundos o, dicho con otras palabras, su ignorancia en el tema era tan profunda como las aguas del Atlántico en que se hundió el barco, compartimentos estancos incluidos.

E
l 22 de julio de 1962, el cohete espacial estadounidense
Mariner I
, que viajaba rumbo a Venus, hubo de ser destruido desde tierra al mostrar un desvío incorregible en su rumbo. Inmediatamente se abrió una investigación que llegó a la conclusión de que este desvío se había debido a un error en la programación de los ordenadores de a bordo, consistente en la omisión de un guión ortográfico en su programa de vuelo. Esta nimia omisión se calcula que supuso unos 18,5 millones de dólares de la época.

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l récord de erratas en un periódico diario registrado está en posesión de la edición del londinense
The Times
del 22 de agosto de 1978, en la que aparecían en una sola columna de la página 19 un total de 97 erratas. Todas ellas consistían en la omisión de la última letra de la palabra
Pope
(«Papa») referida al pontífice Pablo VI.

L
os arquitectos que proyectaron la Torre de Pisa, Bonanno de Pisa y Guillermo Tedesco, cometieron el error de cavar unos cimientos de sólo cuatro metros de profundidad al comenzar su construcción en 1174. Ya a mitad de la obra, el suelo se deslizó y la torre creció ya inclinada, obligando a abandonar el proyecto. Finalmente, el edificio sería terminado en 1350, con tres de sus ocho pisos construidos en vertical, intentándose alterar convenientemente su centro de gravedad y sostener así en pie esta torre o
campanile
con sus más de cinco metros de inclinación. A la vista está que aquel intento no tuvo éxito, ya que hasta fecha muy reciente, la torre ha seguido inclinándose a razón de 0,75 cm anuales. Recientemente, sin embargo, parece ser que esta progresiva inclinación se ha detenido, a causa de un nuevo corrimiento de tierras en el subsuelo y a la acción de unos contrapesos instalados en su base.

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l óleo de 1928 de la pintora estadounidense Georgia O'Keefe titulado
Oriental Poppies
(«Amapolas orientales»), que se exhibe en el museo de la universidad de Minnesota, en los Estados Unidos, estuvo colgado verticalmente durante treinta años, cuando en realidad fue pintado en sentido horizontal.

E
n 1961, se expuso colgado boca abajo durante 47 días en el Museo de Arte Moderno de Nueva York el cuadro
Le Bateau
(«El barco») del pintor francés Henri Matisse (1869-1954), antes de que alguien se diera cuenta del error. En ese tiempo, se calcula que el lienzo pudo tener aproximadamente unos 116.000 espectadores.

L
a ciudad estadounidense de Nome, un enclave turístico del estado de Alaska, debe su nombre a un error. En un viejo mapa británico, se podía leer la inscripción
Name
? (en español, «¿Nombre?») sobre la localización de este asentamiento, indicando que aún no había sido bautizado. Algún funcionario poco cuidadoso lo copió como
Nome
y así ha quedado hasta hoy.

E
l nombre del continente americano proviene del de Américo Vespucio (1454-1512), un navegante florentino que realizó varios viajes de exploración a las Indias, en el curso de los cuales dibujó cartas y mapas de los nuevos territorios, llegando incluso a dar el nombre de Colombia, en honor de Colón, a las tierras en que desembarcó. En principio, creyó que aquellas tierras no pertenecían, como se pensaba, a una isla, sino que eran el extremo oriental de Asia. Mediante cálculos, llegó a la conclusión de aquel confín estaba mucho más allá del
finis terræ
señalado por Tolomeo, lo que le llevó a ser el primero que, según se cree, advirtiera que se trataba de un nuevo continente, afirmación que revolucionó la Geografía. Al mismo tiempo, en 1507, en Saint-Dié, pequeña localidad de los Vosgos franceses, el cosmógrafo Martin Waldseemüller (1475-1521) se dedicaba a escribir una introducción a los libros de Tolomeo. Al tener noticia de las afirmaciones de Américo Vespucio, introdujo el nombre de América en el planisferio que acompañaba a dicha obra, adjudicándolo al nuevo continente. Tal denominación tuvo éxito en los ambientes científicos y pasó a ser la denominación oficial del Nuevo Mundo, a pesar incluso del propio cosmógrafo alemán, que intentó deshacer su errónea atribución, evidentemente sin obtener resultado.

E
n el curso de su circunnavegación terrestre, Hernando de Magallanes (1480-1521) y su tripulación asistieron a una danza ritual bailada por un indígena tehuelche en una playa de una tierra al sur del continente americano. Observando su gran corpulencia y el desproporcionado tamaño de sus pies, decidió llamar a aquellas tierras
Patagonia
(es decir, «tierra de los de la pata grande»). En realidad, los indios no tenían los pies grandes, sino que los llevaban forrados de pieles para defenderse del frío.

Unos meses antes, Magallanes y sus hombres habían llegado a las costas de la actual Uruguay, frente a las cuales Magallanes exclamó «¡Monte video!» («¡Monte veo!»). Tiempo después, en 1726, éste fue el nombre que se dio a la ciudad allí fundada por el español Bruno Mauricio de Zabala (1682-1736), y que, con el paso del tiempo, sería la capital uruguaya, Montevideo.

E
n 1905, el escritor estadounidense Jack London (1876-1923) se presentó como candidato a la alcaldía de su ciudad natal, Oakland, en California, obteniendo un sonoro fracaso, al recibir menos de 500 votos.

E
n 1860, la revista norteamericana
Godey's Lady's Book
, haciéndose eco de la popular prevención sobre los efectos venenosos de los tomates, aconsejaba no comerlos sin haberlos cocido, al menos, durante tres horas.

D
urante la prohibición alcohólica impuesta en los Estados Unidos por la llamada Ley Seca se calcula que funcionaron en aquel país más de 200.000 tabernas ilegales. Solamente en la ciudad de Nueva York, unos 32.000 establecimientos clandestinos continuaron con el negocio que antes de la prohibición atendían no más de 15.000 tabernas.

C
omo los inmensos esqueletos que fueron reconstruidos a partir de restos óseos fosilizados eran de naturaleza aparentemente reptiliana, fueron designados por el zoólogo británico Richard Owen (1804-1892) con la palabra de origen griego
dinosaurios
, que significa «lagartos terribles». Sin embargo, en opinión de los expertos actuales, aquellos gigantescos reptiles están emparentados más estrechamente con los cocodrilos que con los lagartos, por lo que deberían llamarse, con mayor propiedad,
dinocrocodilios
.

E
n el estado norteamericano de Nueva Jersey, al darse a conocer el descubrimiento de Wilhelm Conrad Roentgen (1845-1923) de los rayos X, se dictó una ley prohibiendo su posible aplicación en los binoculares de teatro, bajo la sospecha de que servían para ver el cuerpo desnudo de las damas a través de sus ropas; sospecha promovida subrepticiamente por una oportunista campaña publicitaria de un fabricante de binoculares. Mientras tanto, en Londres se llegó a vender ropa interior
a prueba de rayos X
.

E
l Papa Benedicto XIV (1675-1758) llamó
influenza
a la gripe por considerar que era causada por la influencia de los astros.

E
n 1783, los habitantes de la ciudad francesa de Gonesse estaban seguros de que el
visitante del cielo
que había caído sobre la ciudad había sido enviado por Satanás y lo atacaron con horcas. Luego ataron los restos, desinflados y siseantes, a la cola de un caballo, que al galopar por el campo, los deshizo por completo. Según se comprobó después, el
visitante
no era otra cosa que la seda impermeabilizada de uno de los primeros globos aerostáticos llenos de hidrógeno que surcaban los cielos europeos.

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